23 oct 2012


 
LA PALOMA

Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
(Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)

Autor del poema: Rafael Alberti

  RIMA XXXIX
 

 
¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,
es altanera y vana y caprichosa;
antes que el sentimiento de su alma,
brotará el agua de la estéril roca.

Sé que en su corazón, nido de sierpes,
no hay una fibra que al amor responda;
que es una estatua inanimada..., pero...
¡es tan hermosa!





Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
 
PÁJARO DE MAR

Abrazarte con fuerza quiero, más no puedo
se te llevó el viento
amiga de la sal
amiga de la mar.

Tú, que siempre quisiste volar
hoy te alejas como pájaro que un día
anidó en mi corazón.
Adelante paloma, adelante, sin rencor.


Autor del poema: Martín Caballero

DOLOR DE AMOR

Cual aguja punzante
clavas tu recuerdo en mi memoria
la verdad duele,
duele de veras.

Pero las heridas se curan,
Dios bien lo sabe,
y mañana amanecerá bien limpio
pues el día es puro, como mi mirada.

Autor del poema: Martín Caballero

LXXVII
 
Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes sus latidos.
Eso no es corazón...; es una máquina,
que, al compás que se mueve, hace ruido.
 


Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer

RIMA XLIX
Alguna vez la encuentro por el mundo,
y pasa junto a mí;
y pasa sonriéndose, y yo digo:
—¿Cómo puede reír?

Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara del dolor,
y entonces pienso: —Acaso ella se ríe,
como me río yo.
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer

RIMA XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer


RIMA XLVIII
Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me arranqué;
aunque sentí al hacerlo que la vida
¡me arrancaba con él!

Del altar que le alcé en el alma mía,
la voluntad su imagen arrojó;
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.

Aún para combatir mi firme empeño
viene a mi mente su visión tenaz...
¡Cuánto podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar!

Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
 

RIMA XLII
Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde estaba.

Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma.
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se mata!

Pasó la nube de dolor.... Con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor... Le di las gracias.
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer 

EL PASO DEL TIEMPO

Esperé a que volvieras
durante días, semanas, años
quizá toda la vida
desde que tengo memoria

Y nunca volviste
Siempre tú, en mis sueños
Siempre tú, en mis esperanzas
Siempre tú

Y ahora que te vuelvo a ver
qué suerte,
ya no te necesito.

Autor del poema: Pedro Sin

XII

Lo que el salvaje que con torpe mano
hace de un tronco a su capricho un dios
y luego ante su obra se arrodilla,
eso hicimos tú y yo.

Dimos formas reales a un fantasma,
de la mente ridícula invención
y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor.

Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer

RIMA LVIII
¿Quieres que de ese néctar delicioso
no te amargue la hez?
Pues aspírale, acércale a tus labios
y déjale después.


¿Quieres que conservemos una dulce
memoria de este amor?
Pues amémonos hoy mucho, y mañana
digámonos: —¡Adiós!

 
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer







 

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