LA PALOMA
Se equivocó la paloma,
se equivocaba.
Por ir al norte fue al sur,
creyó que el trigo era el agua.
Creyó que el mar era el cielo
que la noche la mañana.
Que las estrellas rocío,
que la calor la nevada.
Que tu falda era tu blusa,
que tu corazón su casa.
(Ella se durmió en la orilla,
tú en la cumbre de una rama.)
Autor
del poema: Rafael Alberti
RIMA XXXIX
¿A qué me lo decís? Lo sé: es mudable,
es altanera y vana y caprichosa;
antes que el sentimiento de su alma,
brotará el agua de la estéril roca.
Sé que en su corazón, nido de sierpes,
no hay una fibra que al amor
responda;
que es una estatua inanimada..., pero...
¡es tan
hermosa!
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
PÁJARO DE MAR
Abrazarte con fuerza quiero, más no puedo
se te llevó el viento
amiga de la sal
amiga de la mar.
Tú, que siempre quisiste volar
hoy te alejas como pájaro que un día
anidó en mi corazón.
Adelante paloma, adelante, sin rencor.
Autor
del poema: Martín Caballero
DOLOR DE AMOR
Cual aguja punzante
clavas tu recuerdo en mi memoria
la verdad duele,
duele de veras.
Pero las heridas se curan,
Dios bien lo sabe,
y mañana amanecerá bien limpio
pues el día es puro, como mi mirada.
Autor
del poema: Martín Caballero
LXXVII
Dices que tienes corazón, y sólo
lo dices porque sientes sus latidos.
Eso no es corazón...; es una máquina,
que, al compás que se mueve, hace
ruido.
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
RIMA XLIX
Alguna vez la encuentro por el mundo,
y pasa junto a mí;
y
pasa sonriéndose, y yo digo:
—¿Cómo puede reír?
Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara del dolor,
y
entonces pienso: —Acaso ella se ríe,
como me río yo.
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
RIMA XXX
Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios
expiró.
Yo voy por un camino; ella, por otro;
pero, al pensar en nuestro mutuo
amor,
yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: —¿Por qué no
lloré yo?
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
RIMA XLVIII
Como se arranca el hierro de una herida
su amor de las entrañas me
arranqué;
aunque sentí al hacerlo que la vida
¡me arrancaba con
él!
Del altar que le alcé en el alma mía,
la voluntad su imagen arrojó;
y la luz de la fe que en ella ardía
ante el ara desierta se apagó.
Aún para combatir mi firme empeño
viene a mi mente su visión tenaz...
¡Cuánto podré dormir con ese sueño
en que acaba el soñar! |
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
RIMA XLII
Cuando me lo contaron sentí el frío
de una hoja de acero en las entrañas;
me apoyé contra el muro, y un instante
la conciencia perdí de dónde
estaba.
Cayó sobre mi espíritu la noche,
en ira y en piedad se anegó el alma.
¡Y entonces comprendí por qué se llora,
y entonces comprendí por qué se
mata!
Pasó la nube de dolor.... Con pena
logré balbucear breves palabras...
¿Quién me dio la noticia?... Un fiel amigo...
Me hacía un gran favor...
Le di las gracias.
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
EL PASO DEL TIEMPO
Esperé a que volvieras
durante días, semanas, años
quizá toda la vida
desde que tengo memoria
Y nunca volviste
Siempre tú, en mis sueños
Siempre tú, en mis esperanzas
Siempre tú
Y ahora que te vuelvo a ver
qué suerte,
ya no te necesito.
Autor
del poema: Pedro Sin
XII
Lo que el salvaje que con torpe mano
hace de un tronco a su capricho un dios
y luego ante su obra se arrodilla,
eso hicimos tú y yo.
Dimos formas reales a un fantasma,
de la mente ridícula invención
y hecho el ídolo ya, sacrificamos
en su altar nuestro amor.
Autor
del poema: Gustavo Adolfo Bécquer
RIMA LVIII
¿Quieres que de ese néctar delicioso
no te amargue la hez?
Pues aspírale, acércale a tus labios
y déjale después.
¿Quieres que conservemos una dulce
memoria de este amor?
Pues
amémonos hoy mucho, y mañana
digámonos: —¡Adiós!
Autor del poema: Gustavo Adolfo Bécquer